Este blog de tesoros... está dedicado a todos los piratas generosos, solidarios y hombres de bien, que siembran de islas el mar para que, algún día, hecho el largo viaje hacia el silencio y la soledad, nos reencontremos allí los viejos cofrades.
El monógamo compulsivo se parece al libertino compulsivo. Para los dos algo es demasiado extravagante; para los dos hay una catástrofe que es necesario evitar. Al monógamo le aterrorizan sus deseos promiscuos; al libertino, la dependencia. Todo se reduce a saber qué catástrofe preferimos.
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